A raíz de nuestro viaje por el norte de España, hemos estado en la posada en dos ocasiones durante este verano. Es un lugar tranquilo, que invita a no hablar muy alto, al descanso, al disfrute de las instalaciones favorecido por un estilo de decoración entre clásico y shabby chic muy acertado, y a la degustación de un desayuno que sin ser un gran buffet nos llamó la atención por el toque casero que parecen tener algunos productos (muy ricas las rosquillas de anís y el yogur), así como por el cuidado de los detalles (el jardín es sencillo y coqueto, fue un placer desayunar en él, la vajilla de la Cartuja de Sevilla acorde a este ambiente…).

Nos pareció un lugar muy recomendable. Destacaríamos en positivo la decoración, el ambiente de la posada, la limpieza general, y el trato atento, discreto y sencillo de Amaya (la persona que nos atendió).

Por comentar algún aspecto a mejorar, que siempre vienen bien las críticas constructivas, podríamos señalar el zumo del desayuno.

Ya finalizadas las vacaciones, os enviamos un saludito desde Galicia.